Jamie Oliver es uno de mis chefs favoritos. Si les dijera que él no me influenció para ser lo que hoy soy, les miento. Recuerdo haberlo visto por primera vez en televisión, en un capítulo de “The Naked Chef”, y se lo veía ahí, lo más pancho, en jean y zapatillas hablando como un erudito del topinambur. Claro, vestido así parecía todavía más chico de lo que era en ese entonces (andaba por los veintipico) y recuerdo que pensé: “¿Y este pendejo quién se cree que es?” Pero no pude evitar parar la oreja y prestar atención a lo que decía y dije: “Esta bueno lo que dice”. De ahí en más no me perdí un episodio más de la serie.
A pesar de que tuvo sus altibajos (hizo cosas demasiado comerciales para mi gusto), creo que nunca perdió su estilo rustico, casual y lo que era la esencia del programa: la comida simple y sobre todo, rica (deliciosa).
Un buen ejemplo es este plato que les traigo hoy. Con poquitos ingredientes, logra una combinación de sabores sorprendente.
Pasta al limón
de Jamie
450g linguini (usar pasta seca, no fresca)
Jugo y ralladura de 3 limones
6 cucharadas de aceite de oliva
125g queso Parmesano, rallado en el momento
Sal marina y pimienta negra en grano, molida en el
momento
2 manojos de albahaca fresca, picada fina
100g rúcula
Y Jamie nos da este consejo:
Para sacarle la mayor parte del jugo al limón, hacerlo rodar sobre una superficie plana con la palma de tu mano antes de exprimirlo. Y es así, nomás.
Para 6